Invitación a una reflexión empresarial
Suele ocurrirnos que el devenir de los trabajos y los días, que ya inspiró la obra de Hesíodo que lleva ese título, no nos sea propicio para levantar la vista del camino y coger perspectiva a fin de reflexionar. Y resulta que es imperativo hacerlo, porque somos hijos de nuestros tiempos cambiantes y si el contexto evoluciona, también lo hace el mercado, por lo que dejar de adaptarse al cambio, no sólo es sinónimo de pérdida de oportunidades, sino de posible obsolescencia y del declinar del negocio. En este artículo esbozamos algunos ejemplos de la historia que nos demuestran la importancia de adaptarnos al cambio constante, acelerado de manera vertiginosa en las últimas décadas gracias a la tecnología.
November 2, 2018
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Redactado por:
Vicente García
Suele ocurrirnos que el devenir de los trabajos y los días, que ya inspiró la obra de Hesíodo que lleva ese título, no nos sea propicio para levantar la vista del camino y coger perspectiva a fin de reflexionar. Y resulta que es imperativo hacerlo, porque somos hijos de nuestros tiempos cambiantes y si el contexto evoluciona, también lo hace el mercado, por lo que dejar de adaptarse al cambio, no sólo es sinónimo de pérdida de oportunidades, sino de posible obsolescencia y del declinar del negocio.
En este artículo esbozamos algunos ejemplos de la historia que nos demuestran la importancia de adaptarnos al cambio constante, acelerado de manera vertiginosa en las últimas décadas gracias a la tecnología.
Suele ocurrirnos que el devenir de los trabajos y los días, que ya inspiró la obra de Hesíodo que lleva ese título, no nos sea propicio para levantar la vista del camino y coger perspectiva a fin de reflexionar. Y resulta que es imperativo hacerlo, porque somos hijos de nuestros tiempos cambiantes y si el contexto evoluciona, también lo hace el mercado, por lo que dejar de adaptarse al cambio, no sólo es sinónimo de pérdida de oportunidades, sino de posible obsolescencia y del declinar del negocio.
Aquel poeta oral y mitológico de la Antigüedad griega, a la par que Homero, fue superado por la lógica y la impronta filosófica con la aplicación de la escritura a partir de Platón y Aristóteles, lo que permitía la acumulación del conocimiento, generación tras generación. Quizá fue la primera revolución de la Humanidad tras aquel Neolítico, que hizo sedentario al ser humano en las labores de la agricultura, la ganadería y la artesanía.
El conocimiento griego acumulado llevó pareja la invención de la polis o ciudad y la colonización de la cuenca mediterránea, superando a los egipcios que, aún siendo la mayor potencia de su tiempo por la riqueza que acumulaban, no supieron salir y expandirse, declinando su imperio. Si en cambio, lo hicieron los fenicios culminando en la potente Cartago; los propios griegos con la Magna Grecia en el sur de la bota italiana; y la brillante Alejandría en Egipto. Por no hablar de Roma, el imperio mediterráneo por antonomasia que alcanzó el Danubio por el norte, e Mar Negro por el levante y el finis terrae de la península ibérica por poniente. Detrás de esos ejércitos iban colonos y mercaderes que aprovecharon los vientos favorables de los tiempos para sobrevivir y prosperar en aquella revolución, empujados por sus velas y el chapoteo de los remos.
Ya en nuestra era, aquella escritura calígrafa que en la Baja Edad Media aún era propagada en lengua latina por la labor de copia de manuscritos de los monjes monásticos, vio nacer las lenguas romance en escritos más asequibles por el pueblo, que padecía un alto grado de analfabetismo. Fue entonces cuando llegó una nueva revolución con la imprenta de Gutenberg, que permitía la elaboración industrial de originales y copias a partir de un manuscrito, Los textos escritos conteniendo el conocimiento, llegaban a más gente y más lejos, en latín pero también y de forma progresiva, en lenguas romance, como el castellano.
Esa fue la puerta de la Modernidad, que vio multiplicarse el comercio y una primera industrialización en las ciudades, en detrimento de los campesinos y sus señores feudales, que veían como su negocio declinaba y ellos, estáticos, caían en la ruina. Nacía el capitalismo en detrimento del feudalismo, y con él, un Renacimiento de las artes, las letras y las ciencias. La alfabetización corría lenta pero progresiva y en las mágicas catedrales góticas, crecía la semilla de la Universidad, aguzado el clero católico por los avances al respecto de las iglesias protestantes, tras la irrupción de Lutero y Calvino.
La creación de los Estados-nación supuso una evolución en la organización sociopolítica y económica de territorios bajo control militar, siendo España la primera por el pacto nupcial de las casas reales del Reino de Castilla y León y la Corona de Aragón, en las personas de Isabel I y Fernando II, los Reyes Católicos. Su reino supuso la expansión territorial a toda la península ibérica, al mediterráneo hasta el Reino de Nápoles y las Dos Sicilias y el encuentro con América de las carabelas del almirante Colón. Una vez más, los mercados cambiaban en un trepidante intercambio de novedades y las inflaciones monetarias fueron desproporcionadas en la Europa de la época, por el comercio con América que proporcionaba el monopolio de la Casa de Contratación de Sevilla, a cada barco que llegaba por el río Guadalquivir. Una vez más, los banqueros y comerciantes que no levantaron la cabeza del camino para reflexionar y decidirse por nuevos caminos, sufrieron para sobrevivir o directamente, se arruinaron.
Nos ha costado un poco llegar a este punto de la historia y del discurso, pero ello nos permite comprender porque el pueblo sabio dice “Y la historia se repite”. Pero, ¿qué está ocurriendo en estos momentos que son los nuestros? Pues que Internet no se queda en divertimento tecnocientífico o nuevo juguete para interactuar y entretenerse, sino que forma parte de una nueva revolución, la Hipertextual con soporte cibernético. Esa revolución se hace patente no sólo en el hecho de que usted nos esté leyendo en una pantalla desde Cartagena de Indias, Santo Domingo, Ciudad de México, Miami Beach, Sevilla o Pernambuco, mientras esto editamos desde la bella Barcelona, en España El nuevo hallazgo tecnológico es la plataforma de comunicación y acumulación de conocimiento por la que navegan la escritura, el sonido y la imagen a velocidad electrónica, alimentando los mercados de la Globalización, hecho que está minando la soberanía del modelo Estado-nación.
¿Qué significa eso en términos empresariales? Que quien no saltó el Mediterráneo en la época Clásica, se quedó cuidando cabras. Que quien no ha saltado el Atlántico en la Moderna, se ha visto penalizado por continuos ciclos de obsolescencia, que han debilitado o puesto a la deriva su proyecto empresarial. Finalmente, que quien no lo salte ahora en los dos sentidos, no jugará en la primera división de la Globalización y se verá inundado en sus mercados por comodities a precios imposibles y artículos substitutivos más novedosos.
¿No da que pensar que el presidente de los E.E.U.U. esté aplicando a estas alturas, políticas proteccionistas? “Agua lleva, cuando el río suena” y es que las pretensiones hegemónicas, tanto en el orden político como económico, han pasado a ser obsoletas. El nuevo imperio es global y sus poderes multinodales: se trata de saberse situar cerca de uno de esos nodos u órganos de decisión, sea en Europa, América o el continente en que nos situemos, para cubrir con nuestras ventas los espacios de mercado que no cubrieron empresarios afectados de obsolescencia mercantil y escaso conocimiento histórico.
Si desea llevar su negocio al siguiente nivel y sobrevivir a los constantes cambios que se producen en nuestra economía global, debería ponderar la internacionalización de su empresa, y con ello la apertura a mercados emergentes.
Nosotros podemos ayudar a través de nuestro , contáctenos y concertaremos una reunión sin compromiso.
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